La alimentación en las adicciones supone un factor clave en cuanto al tratamiento se refiere. Una dieta correcta y equilibrada puede ayudar no sólo a aliviar los síntomas de la abstinencia, sino también a mejorar la salud de la persona tras un largo período de tiempo consumiendo una sustancia.
Cuando una persona consume una droga de forma reiterada en el tiempo, experimenta cambios en su organismo. Algunos de éstos tienen lugar en los sentidos y dependen en mayor o menor medida, del estilo de vida y la cantidad de consumo del individuo. Estas alteraciones significan una degradación de la sensibilidad, haciendo que el gusto o el olfato tengan menos capacidad para descifrar la información recibida. Por lo tanto, el sabor y el olor de los alimentos no llegan a ser tan intensos como deberían a la hora de ser apreciados.
¿Qué hacer si hemos superado la adicción?
Una vez el adicto deja el hábito, es fundamental que lleve una dieta nutricional equilibrada para volver a recobrar la normalidad en su organismo. Tanto si experimenta el síndrome de abstinencia como si no, es muy probable que el paso de la droga haya dejado sus efectos y daños colaterales en el cuerpo y la mente. Con lo cual, para poder recuperar el bienestar y la salud perdidas, debe iniciar un tratamiento o proceso de recuperación que le garanticen un mínimo de nutrientes diarios. Mediante el seguimiento de un hábito de alimentación saludable, la persona puede volver a disfrutar de la comida y mejorar su salud gradualmente .
El deterioro general del cuerpo y la dejadez en cuanto a la alimentación es uno de los efectos más comunes en las drogas. Por ello es muy importante volver a recuperar los hábitos alimenticios una vez abandonada la dependencia a una sustancia. Una forma de conseguirlo es usando la comida para activar su sistema de recompensas, convirtiendo así el proceso en un juego motivacional que le ayude a dejar de consumir.
Con un poco de esfuerzo y hábitos de vida saludables, la persona adicta puede conseguir recuperarse poco a poco de su adicción, dejando atrás los efectos producidos por drogas como el alcohol, la marihuana o la cocaína.