Se acercan las fiestas navideñas, lo que para los estudiantes supone el inicio de las vacaciones y una pequeña pausa del curso académico antes de la llegada de los exámenes. Debido a la gran presión psicológica y el estrés que soportan con tal de aprobar las asignaturas con buena nota, muchos deciden buscar recursos externos como una ayuda alternativa para retener la información y estudiar mejor. Una de estas soluciones son las pastillas para estudiar, unos fármacos que mejoran tanto la capacidad de concentración como la capacidad de atención. Sin embargo, utilizarlas sin ningún tipo de prescripción médica puede suponer un riesgo para la salud. En el caso de que se llegue a cometer un abuso de estos remedios farmacológicos, existe una gran probabilidad de desarrollar una adicción.
Actualmente, se distribuyen en el mercado drogas estimulantes que pueden ser de ayuda para controlar la actividad cerebral y que pueden facilitar la posibilidad de concentrar en mayor medida la energía mental. Todas ellas son siempre diseñadas con finalidades sanitarios y se entregan bajo receta médica. A pesar de ello, en los últimos años se ha creado una especie de “mercado negro” donde las personas que necesitan remedios para estudiar o para mejorar su capacidad de concentración acuden para obtenerlas. Cuando no son capaces de incrementar su atención y concentración de forma natural, recurren a fármacos conocídos popularmente como pastillas para estudiar.
Qué son las pastillas para estudiar
Hay muchos términos para nombrar a este tipo de productos. Por ejemplo, drogas para activarse, medicamentos para mejorar el rendimiento, pastillas de la inteligencia, etc. Aun así, el más reconocido de todos ellos es éste último junto con el de pastillas para estudiar. El origen de este fenómeno se basa en la forma de uso que hacen con estas píldoras los colectivos que necesitan adquirir muchos datos en poco tiempo. Un ejemplo clásico de ello son los estudiantes que necesitan prepararse para los exámenes finales, u otras que estén desarrollando un trabajo importante para entregar, o que quieran prepararse para unas oposiciones.
Cuando las personas no consiguen concentrarse a la hora de estudiar, buscan una solución en los medicamentos y los remedios naturales. Éstos son habitualmente fármacos estimulantes que alteran la actividad que se desarrolla en el cerebro e incrementan la capacidad de atención temporalmente. En consecuencia, pueden llegar a reducir el cansancio, el estrés y aportar más energía mental para que la persona sea capaz de llevar a cabo cualquier tipo de tarea.
Para qué se utilizan las pastillas para estudiar
Además de su uso no legítimo en el aprendizaje, estas drogas cuentan con otra finalidad. El objetivo con el que fueron creadas es la de mantener bajo control algunos padecimientos y trastornos psicológicos. Como por ejemplo, un déficit de atención con hiperactividad (TDAH). En este caso, normalmente los médicos acostumbran a recetar medicamentos muy específicos que pueden activar ciertos estímulos fisiológicos y psicológicos. De esta manera, facilitan la capacidad de concentración de forma temporal.
La obtención de estos fármacos para mejorar el rendimiento es habitual que se produzca a través de un familiar o alguien conocido que cuente con algún trastorno psicológico. Las farmacias distribuyen el fármaco si se cuenta con una receta médica, y posteriormente, éste puede llegar a la persona que lo desea para estudiar. No obstante, este tipo de establecimientos llevan un registro de los medicamentos que se adquieren. De modo que si detectan que éste consume la cantidad recetada en menor tiempo de lo esperado, no podrá adquirir más cantidad del producto hasta pasado el plazo previsto.
Síntomas de las pastillas para estudiar
Tomar pastillas para estudiar puede pasar factura a la salud, ya que genera efectos sobre el organismo. Si se produce un abuso, pueden crear efectos negativos sobre la piel y los órganos vitales. A largo plazo, aumentan la probabilidad de desarrollo de varias enfermedades graves.
Algunos de los síntomas conocidos que produce la ingesta de pastillas para estudiar son:
- Aumento del nivel de alerta
- Mayor producción energética del organismo
- Incremento del ritmo cardíaco
- Aceleración de la frecuencia respiratoria
- Aumento de la tensión arterial
Cómo afectan al cerebro las drogas para activarse
Al consumir pastillas para estudiar, su composición impacta sobre las células nerviosas del cerebro. Éstas son las encargadas de controlar la actividad cerebral, y cuando envían señales eléctricas por toda la red neuronal, conectan con las demás células del cerebro. Durante el proceso, transmiten un mensaje a los neurotransmisores, los cuales se encargan de liberar unas sustancias químicas que regulan el funcionamiento del organismo. Este fenómeno se produce de forma natural, pero las drogas estimulantes alteran el proceso aumentando la secreción de sustancias cerebrales.
Al tomar este tipo de pastillas, la actividad en el cerebro se incrementa significativamente de forma artificial. En consecuencia, se modifica el comportamiento de los neurotransmisores para que incrementen la capacidad de atención y concentración durante un período de tiempo determinado. Cuando sus efectos caducan, se produce el efecto contrario. La persona que consume las pastillas para estudiar siente un descenso considerable y altamente peligroso de su actividad en el cerebro. Durante esta fase, puede experimentar pereza, inactividad, sentirse ausente y hasta padecer algún episodio de depresión.
Consecuencias de las pastillas para estudiar
Debido a su gran factor de riesgo, cuando los profesionales sanitarios recetan estos fármacos, lo hacen en dosis reducidas. Si el paciente necesita una cantidad más elevada, entonces el médico la incrementa poco a poco. Cuando se toman estas drogas con fines recreativos o para estudiar, la persona no acostumbra a tener en cuenta la dosis administrada. En consecuencia, el riesgo y la probabilidad de sufrir daños considerables es mucho más alta.
Algunas de las consecuencias asociadas al consumo de pastillas para estudiar son:
- Hipertensión arterial
- Irregularidad en el ritmo cardíaco
- Insuficiencia cardíaca
- Convulsiones
- Problemas cerebro-vasculares
- Paranoias
- Dificultades relacionadas con la salud mental
Las personas que toman medicamentos para estudiar, a menudo lo hacen de forma constante, en gran cantidad o los mezclan con otros medicamentos sin receta médica. Algunos de sus grandes equivocaciones son pensar que son inofensivos y abusar de ellos sin tener experiencia médica al respecto. Aún así, se trata de sustancias químicas que, mal administradas, pueden generar consecuencias nefastas para el cuerpo y la mente. Además, son susceptibles de crear adicción en una medida mucho mayor que cualquier otra droga convencional.
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