Las historias de éxito y los testimonios de nuestros pacientes son prueba de que, con el apoyo adecuado, es posible superar las adicciones y transformar la vida. En nuestra clínica, ofrecemos un enfoque personalizado para cada paciente, lo que nos permite obtener resultados duraderos y efectivos. A continuación, te compartimos algunos de los testimonios más inspiradores de aquellos que han recorrido este camino con nosotros.

Casos de Éxito:
Recuperaciones Transformadoras

María José F

MI EXPERIENCIA EN CC
Después de 20 años dando tumbos y pasando por diferentes centros y terapias, llegue al lugar que me hizo hacer un clic.

El primer día que llegue al centro fue acompañada de mi madre y hermana sin tener claro cual sería mi presente y mucho menos mi futuro. Fui recibida con familiaridad y confianza por el personal del centro, donde por fin sentí que entendían mi lenguaje y todo lo que sentía yo y mi familia.

Pasé a una habitación en la que permanecí tres días aislada donde no he llorado mas en mi vida , en esos 3 días y mucho mas en los que transcurrieron despúes.

Los comienzos como siempre son difíciles. Por un lado iba ‘sobre medicada y con un estado mental terrorífico’ que me hacía estar aturdida y anestesiada emocionalmente, incapaz de ser consciente de gran parte de todo lo que ocurría, y quizá debía de ser así. No quiero pensar como hubiera sido de otra manera.

Por otro lado, entender y aceptar mi nueva situación y mi reto’ y además, claro, ‘adaptarme a mi nueva vida’: horarios, normas y sobretodo mi forma de ser, mi comportamiento y mi forma de expresión con los compañeros, la integración en el centro, esencialmente.

Aunque no desde el principio, en poco tiempo intuyes que aquello tenía el aspecto de ser algo más que un pequeño proceso, que supondría un himpás, un punto y aparte entre tu vida de antes y aquello que no sabes que es, pero a lo que no quieres volver.

Reconocer el ‘así soy yo’ me llevaría un largo trayecto. Si no hubiese sido por la mediación, los enfermeros 24 horas , psiquiatra, terapeutas con los que hablar a diario, monitores con nosotros acompañando continuamente hubiese terminado por abandonar, ya que a menudo rozas, y piensas en rendirte y dejarlo todo.

Entre las primeras impresiones que recibí y que me llamaron poderosamente la atención y aún lo hacen es que me encontraba como en una miniatura de la sociedad. Allí llegan a tratarse personas pertenecientes a todos los estratos y de condiciones muy diversas, y a todas se les acepta sin distinciones de ningún tipo. Tras un primera acogida comienza a generarse una dinámica de actuación para las particularidades de cada cual.

Había gente sin estudios, trabajadores en paro, gente de negocios, con alta preparación, ex presidiarios, madres, mujeres maltratadas, estudiantes, gente con una situación socioeconómica solvente o muy expuesta, gente sin vínculos con su familia, divorciados, con hijos o sin ellos, una variedad tremebunda perteneciente a todos los estratos sociales, con problemas y limitaciones propias procedentes de mundos ciertamente diferentes que a veces parecía un logro humano en sí el mero hecho de poder sentarnos a comer todos juntos día tras día. Y las diferencias no sólo quedaban ahí, también estaban las peculiaridades de cada uno en cuanto a su manera de entender el tratamiento: su honestidad, su actitud y su compromiso. Algunas personas que parecían que iban de campamento o de picnic, en cambio otra gente se mantenía súper seria e implicada del principio a fin, con su historia y con el resto de la comunidad.

Vi gente abandonar a las dos horas, a los dos meses…,pero también los que salían con su alta médica y volvían con otra luz tan sólo a saludar. Estos últimos me resultaban inspiradores ya que encarnaban y atestiguaban los efectos beneficiosos del tratamiento y además otorgaban una cierta sensación de seguridad que pude asimilar como que ‘el que aguanta, lo consigue’.

Tengo grabado en mi recuerdo las palabras, la paciencia y la comprensión constante del personal del centro que a fuerza de insistir de buen talante con mensajes de esperanza, alegría, energía a todo riesgo de aquella forma tan auténtica, pura y campechana que parecía cambiar el clima al aparecer por allá. Los consejos y gestos en su boca rescataban una fuerza de una llaneza grandiosa. No había motivos de más para preocuparse ni para liarse porque lo cierto es que había tanto que hacer y por hacer todos los días para encontrarse bien que con aquello ya era tanto ( Deporte todos los días, auto-cuidados, terapia mañana y tarde, actividades para parar la cabeza, hábitos y rutina).

Los reforzamientos y el trabajo continúo y constante que hacían ganar en mí, me rescataban de mi desatino.

De todo ello emané el gusto y la necesidad por la naturaleza en todas sus expresiones.

Empecé llamadas para retomar y recuperar contacto y relación con mi madre y hermana (no tenía nada cuando llegué) compartiendo esperanzas y recibiendo mucho apoyo por parte de mi hermana. Mi madre hasta entonces, decidió darme amor duro hasta que viera cambios y gestos de compromiso en mí.

A veces esa voz al otro lado del teléfono era suficiente para re conectarme a la vida y recobrar fuerzas para continuar despejado.

Tardé en recibir la primera visita, mi hermana vive fuera de España y no pudo venir, y mi madre debía sanar su dolor y querer volver a verme despúes de tanto sufrimiento por mi parte. Dichosa enfermedad que se lleva por delante todo lo que pongas en su camino, sin distinguir personas, valores, etc.

Pero hay otras tantas cosas, tan básicas y tan importantes, que empezaré diciendo que me hice un ser humano. He aprendido mucho sobre mí mismo: mis tendencias, mis carencias y mi perfil comunicativo y conductual a través de las terapias grupales e individuales. Sobre qué tengo que trabajar y qué impulsos debo contener y qué emociones y pensamientos poner en marcha. Tuve muchos altibajos, tropiezos conmigo mismo, con otros compañeros, con el equipo, momentos muy duros con los que tuvimos que bregar juntos para continuar. Aprendí a disculparme, reconocer y pedir ayuda, aceptarla y subordinarme. Debía aprender a reconocer, a afrontar o a evitar para no recaer ni en el consumo ni comporta-mentalmente. Aprendí valores, a tener consciencia y manejo sobre mis estados gracias, entre otras cosas, a la atención plena o el control del cuerpo y la mente y la meticulosidad en el trabajo del día a día.

Mi comportamiento, mi actitud y mis opiniones comenzaron a transformarse.

Pudimos, y digo pudimos (sin mis terapeutas no lo habría logrado) comenzar tras apagar los primeros fuegos y sanarme, re-configurar y asentar los primeros pilares.

Tras mi ingreso en la clínica 3 meses , baje a los pisos donde permanecí tres meses ( etapa completamente necesaria para seguir el tratamiento y empezar a tener contacto con la realidad como paso intermedio antes de volver a casa. Allí vivíamos y convivíamos con otros compañeros y empezábamos a aprender como crear y gestionar (con nuestras emociones y sentimientos, la parte mas difícil del tratamiento) nuestro nuevo día a día.

Aunque lo difícil y realmente duro, comienza cuando sales de allí, vuelves a tu zona cero y eres tú, tus decisiones, tú cabeza (sin nadie que te guie y te sostenga) y tus fantasmas del pasado que vuelven de vez en cuando.

La paciencia, la tolerancia, la disciplina, la humildad, la asertividad, la empatía, la templanza, la solidaridad, todo ello cobró un sentido más vivo, más real, se hicieron verbos. La educación en valores fue algo increíble, uno los pierde y está perdido.

Encontré dificultades para relacionarme, en el interés y el conocimiento por todas las normas y límites dentro del tratamiento y también de una vida normalizada. Esto fue una constante durante el tratamiento y también a día de hoy. Incorporar las habilidades sociales que me permitiesen hacerme algo más permeable y comprensible a los demás, para aprender a comprender, a escuchar, a ser alguien normal. El deporte, estar organizada y ocupada, mis propios límites, el ocio bien organizado, mi trabajo y las sesiones de terapia semanales grupales a día de hoy después de cinco años me ayudan en el continuo aprendizaje de la vida.

Centro Clínico CC Adicciones 2023

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Entidades que avalan nuestra calidad

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