Las drogas son un tipo de productos que, en el momento que se toman, generan una serie de sensaciones y experiencias placenteras para el individuo que le enganchan hasta querer volver a consumir de forma reiterativa. Sin embargo, tanto a corto como a largo plazo, éstas acaban alterando gravemente su psicología perjudicando su estilo de vida. Hoy te contamos cómo influyen en el organismo algunas de las llamadas drogas depresoras.
El efecto de las drogas depresoras
El funcionamiento básico de cualquier estupefaciente es la modificación del sistema de recompensa central que posee cualquier persona. Al tomarlos, se estropea su “brújula” que guía sus emociones, motivaciones y objetivos vitales debido a los efectos que causan. Este fenómeno es conocido habitualmente como la dependencia o la adicción a las drogas.
Cómo funcionan las drogas depresoras
La tipología de sustancias que existe hoy tanto en el mercado legal como ilegal se divide en drogas estimulantes, drogas psicodislépticas y drogas depresoras. Concretamente, éstas últimas inciden en el sistema nervioso central de la persona que las toma y le inducen hacia un estado de relajación que le causa varios efectos. Entre ellos, los más destacados son una relajación muscular elevada, la laxitud de la conciencia y el alentecimiento a nivel cognoscitivo.
Este nuevo estado provocado por las drogas depresoras causa diversos síntomas fisiológicos y psicológicos en la persona. Como por ejemplo, una reducción en el ritmo cardíaco y la respiración. Además, estos efectos se acentúan y actúan de manera sinérgica aumentando su número cuando se combinan dos o más sustancias de la misma categoría. Por lo que, consumirlas en gran variedad puede producir consecuencias como el coma o la muerte.
Las drogas depresoras también son capaces de causar un aumento de la tolerancia, un síndrome de abstinencia y el fenómeno de la tolerancia cruzada. Este concepto se basa en que, si la tolerancia incrementa la resistencia del organismo a los efectos provocados por la droga, la tolerancia cruzada hace lo mismo con todos los estupefacientes de la misma clase. Es decir, del resto de drogas depresoras. Así, por ejemplo, si una persona consume una gran cantidad del alcohol frecuentemente, acabará por desarrollar una tolerancia hacia los ansiolíticos cuando los tome de forma individualizada.
Los tipos de drogas depresoras más comunes:
A continuación, se citan algunas de las sustancias químicas de tipo depresivo más consumidas y que tienen como principal incidencia el sistema nervioso central de la persona:
Alcohol
El alcohol es el nombre común y popular que recibe la sustancia del etanol. Su origen se encuentra en la fermentación aeróbica del azúcar que se encuentra en algunas frutas, y mediada por el efecto de hongos y levaduras. Sus productos de consumo pueden dividirse entre bebidas fermentadas y bebidas destiladas, siendo las segundas las que contienen una cantidad más elevada de etanol. Particularmente, afecta más gravemente a las mujeres por procesos metabólicos que se llevan a cabo en su organismo.
Benzodiacepinas
Las benzodiacepinas son un tipo de fármacos vendidos mediante receta médica que sirven para tratar trastornos psicológicos agudos. En el caso de trastornos con efectos únicamente mentales, se utilizan para la ansiedad, por ejemplo. En el caso de trastornos con efectos fisiológicos, pueden ayudar a reducir los episodios de pánico.
Un consumo elevado de esta clase de drogas depresoras puede inducir al sueño, a la hipnosis e incluso provocar síntomas como mareos, cefaleas, inhibición del deseo sexual, disfunción eréctil, lubricación insuficiente, disfasia, temblores, diarreas y estreñimiento.
Barbitúricos
Los barbitúricos son otra de las drogas depresoras constituidas por ácido barbitúrico que se utilizaban a menudo en la década de los 60. Sin embargo, su alta capacidad adictiva protagonizó varias intoxicaciones mortales y finalmente se decidió abandonarlos y sustituirlos por los ansiolíticos. Otra sustancia con una capacidad menor de generar adicción.
Actualmente, los barbitúricos se utilizan exclusivamente para la anestesia intravenosa en algunas operaciones de cirugía y para la reanimación de traumatismos craneoencefálicos.
GHB
El GHB o gamma-hidroxibutirato es un estupefaciente también conocido con el nombre de éxtasis líquido. Se trata de una sustancia de color transparente y con un sabor salado que a menudo se utiliza de forma ilegal en actividades de ocio nocturno. Su composición hace que pase desapercibida cuando se vierten en cualquier tipo de bebida.
El GHB provoca un aumento de la euforia y un gran estado de desinhibición que puede traducirse en conductas violentas por parte del individuo que lo consume. También puede provocar alucinaciones visuales, las cuales inducen a un comportamiento nervioso y que explicarían la agitación y el colapso de las emociones que llega a padecer.
Kava
Comercializada como medicina alternativa para tratar la ansiedad grave, el kava provoca un estado de relajación y de calma extremas sin que se llegue a perder el control sobre las capacidades cognitivas. Sin embargo, todavía hoy no existe una evidencia científica que demuestre sus propiedades curativas.
Heroína
La heroína es quizás una de las drogas más peligrosas y adictivas que existen en todo el mundo. Elaborada a partir de la morfina, esta sustancia se vende en forma de polvo de color blanco o también, como un producto pegajoso y de color negro. Sin embargo, existen otras formas de administración, como por ejemplo, mediante la inhalación y el tabaco. Es habitual que los adictos a este estupefaciente la mezclen con cocaína para aumentar su intensidad.
En función de su método de administración puede provocar problemas de salud muy graves. Como por ejemplo, el daño de la estructura de las fosas nasales, insomnio, pericarditis, estreñimiento crónico, dificultades emocionales y degradación de las funciones renal y hepática. Por otra parte, son comunes también las infecciones crónicas y las sobredosis letales debido a un mal uso y una adicción demasiado elevada.
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