Terminan las vacaciones y llega una nueva etapa del año repleta de sucesos y hechos susceptibles de afectar a la salud de las personas más vulnerables psicológicamente. El mes de septiembre, y en especial, el inicio de la estación otoñal siempre es una época de grandes cambios y transformaciones conductuales. Para los adictos y los colectivos con menos capacidad de adaptación social a su entorno supone un factor de riesgo grave a tener en cuenta porque pueden tener recaídas en sus adicciones.
En estas primeras semanas postvacacionales llegan toda una serie de cambios que pueden generar varios síntomas negativos en la salud de las personas. Tales como el regreso a la rutina habitual, el inicio de un nuevo curso, las fiestas regionales, la llegada del otoño e incluso los frecuentes cambios meteorológicos. Se trata de hechos que, si no se gestionan debidamente, pueden pasar factura a nivel emocional y acabar provocando recaídas en las drogas que modifiquen la conducta de las personas.
El mes de septiembre es especialmente delicado para las personas adictas y dependientes a las drogas. Los constantes cambios de hábitos y las condiciones climatológicas en los primeros días pueden afectar a su percepción de la realidad. De esta manera, los individuos que se ven impactados por estos sucesos no consiguen realizar el cambio que parte desde un largo período de descanso hacia uno laboral o de responsabilidad.
Los fenómenos como la vuelta al trabajo, la lluvia de otoño o la añoranza por las vacaciones pueden despertar sentimientos tóxicos en la mentalidad del individuo. Haciendo que su incapacidad para pasar de un entorno a otro se vea incrementado por episodios de estrés, ansiedad o depresión. En estos momentos es cuando las personas son más vulnerables y creen necesitar de un apoyo externo que les permita recuperar la normalidad. Lo que se traduce en una repentina adicción al alcohol, al trabajo, a la marihuana o a cualquier otra sustancia que se encuentre más fácilmente a su alcance.
En el caso de los exadictos o personas rehabilitadas, tienen un mayor índice de recaída. Cuando su estilo de vida se ve influenciado por hechos que pueden generarles estrés, buscan siempre una salida a una situación que puede ser emocionalmente difícil de resolver. Su mente recuerda los pasados actos de consumo como una solución placentera a los problemas y en ese instante es cuando existe mayor probabilidad de perder el control de uno mismo.
Para evitar este tipo de conflictos es muy recomendable buscar refugio mediante el apoyo de la familia, los compañeros o los amigos. Ellos pueden ayudarnos a no caer en la adicción a las drogas y superar la situación de forma sana. Nuestro centro CCAdicciones puede proporcionar a sus pacientes un tratamiento adecuado tanto para ellos como para su familia. A través de la rehabilitación y la terapia psicológica, una persona puede conseguir volver a una vida normal y evitar las recaídas.